Hablar con un experto
Desde hace varios años el sector del transporte arrastra un problema evidente: la falta de personal, concretamente de conductores que realizan rutas tanto en las carreteras nacionales como en el resto de Europa.
La situación no sería tan preocupante si no estuviera en cuestión la sostenibilidad de la propia industria, que recae en gran medida en las personas que se ponen al volante.
El poco interés de las nuevas generaciones por el sector, las condiciones laborales para ocupar estas plazas —muchas de ellas agravadas por la pandemia— y los problemas diarios son algunas de las razones que pueden explicar esta falta de personal.
La Dirección General de Tráfico (DGT) acaba de publicar una serie de datos que ponen de manifiesto el alcance de la falta de personal en el transporte.
Por ejemplo, señala que de los 253.000 conductores que cuentan con una licencia de categorías C y C+E, un 72% tiene una edad superior a los 50 años. La media de edad se sitúa en torno a los 47, lo cual quiere decir que en la próxima década la situación será aún más incierta si no se toman medidas al respecto.
A esto hay que sumar la cifra de los conductores que se encuentran actualmente sin empleo, que según la propia DGT ronda los 22.000 y que afecta sobre todo a ciudades como Madrid y Barcelona, donde se requieren de hasta ocho viajes diarios para cubrir la demanda de envíos que garanticen el día a día de los españoles.
Las restricciones de movilidad durante la pandemia y la disminución de la demanda hicieron que en 2020 y 2021 la falta de personal en el transporte fuera menos notoria. Sin embargo, una vez se reactivó el comercio y se levantaron las restricciones, dicho déficit alcanzó las cifras de 2019, es decir, casi del 20%.
¿Qué hacer, entonces, para corregir la carencia de conductores y, de paso, garantizar la sostenibilidad del sector del transporte y de las propias empresas? A nosotros se nos ocurren algunas estrategias. Veamos:
Revisar los salarios:
El sueldo medio actual de un conductor de carretera se sitúa en torno a los 1.400€, lo que, comparativamente, es mucho más bajo que hace una década. A esto habría que añadir que algunas empresas pagan salarios que se sitúan por debajo de esa cifra. ¿Qué tal si revisamos los márgenes de retribución?
Mejorar las condiciones del servicio:
El sector del transporte es poco atractivo para los jóvenes: supone trabajar incluso días festivos y estar fuera de casa hasta semanas enteras. También lo es para los conductores veteranos o con cierto recorrido que, por cuestiones del convenio que los cobija, deben hacer más horas al volante para alcanzar una buena retribución. Es necesario que las empresas trabajen en modelos más flexibles y que ofrezcan a sus conductores beneficios ligados al bienestar humano en los trayectos.(ENLACE QUE HAY QUE AÑADIR CUANDO SE PUBLIQUE EL DE BIENESTAR).
Eliminación de barreras:
En no pocas ocasiones, las nuevas generaciones de conductores pierden el interés por entrar en el sector del transporte al ver las múltiples barreras que impiden su acceso. Muchas empresas buscan personal con décadas de experiencia o que estén recomendados por terceros. También en esto los empresarios podrían apostar por menos rigidez y más flexibilidad.
Más formación, más capacidades:
Las empresas del transporte requieren cada vez más de conductores formados, no solo en la profesión sino también en las nuevas tecnologías que regulan las tareas propias de su ejercicio diario. Muchos candidatos a camioneros dejan de postularse al no estar lo suficientemente cualificados. ¿Y si las empresas empiezan por dar el paso y ofrecen dicha formación? Podría ser una buena manera de atraer el talento.
La falta de personal en el sector del transporte es algo que no se solucionará de un día para otro y que requiere, por tanto, de un esfuerzo común entre empresas, legislación, instituciones especializadas y de los propios conductores. ¿Te sumas a esta apuesta?
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