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La gestión de flotas es clave para realizar un óptimo seguimiento del estado de los vehículos. Sin embargo, el sistema empleado puede adoptar un enfoque preventivo o correctivo en función de las circunstancias. En este artículo te explicamos en qué consiste cada opción y qué proceso es el más conveniente.
Existe una razón principal que justifica la inversión realizada en un buen plan de mantenimiento: es esencial incrementar el nivel de seguridad. Es decir, hay que minimizar los riesgos potenciales que se derivan del uso de recursos que no se encuentran en perfecto estado. Una estrategia adecuada influye de forma positiva en la productividad, en el funcionamiento y en la eficiencia.
La planificación fortalece la protección y reduce el grado de improvisación en la gestión de flotas. Ofrece la perspectiva necesaria para implementar todas las medidas adecuadas. El mantenimiento de flota es fundamental. Existen dos enfoques diferentes que vamos a analizar con más detenimiento a continuación.
Es aquel que se concreta a partir del instante en el que se produce una avería. Tras la identificación de un fallo, comienza la búsqueda de una solución eficaz. El mantenimiento correctivo pone el acento en esas incidencias que surgen de manera inesperada y afectan directamente al desarrollo de la actividad. En ocasiones, el fallo técnico puede poner de manifiesto la existencia de otras carencias enmarcadas en el plano del mantenimiento preventivo (si las revisiones no han permitido identificar los riesgos potenciales). Sin embargo, una perfecta planificación no evita que puedan producirse averías importantes de forma aparentemente inesperada.
Como hemos indicado, el mantenimiento correctivo incide directamente sobre el fallo técnico que se ha diagnosticado. El enfoque preventivo, por el contrario, hace un seguimiento constante del estado de la flota de vehículos. La inversión destinada a la realización de un buen mantenimiento preventivo aporta un ahorro notable a largo plazo. Ten en cuenta que permite identificar a tiempo cualquier posible imperfección. El vehículo supera diferentes revisiones, que sirven para realizar las comprobaciones oportunas, con el objetivo de garantizar su óptimo funcionamiento.
Una estrategia preventiva no sustituye completamente la labor de mantenimiento correctivo, pero la complementa. Este último enfoque cumple una función esencial en el momento en el que se produce una avería que puede ser reparada. Sin embargo, la planificación ofrece mejores resultados a largo plazo porque ayuda a realizar predicciones. Ten en cuenta que el número de incidencias se reduce de forma significativa cuando los vehículos superan diferentes revisiones.
Por otra parte, los gastos asociados a aquellas incidencias que se solucionan por medio de un mantenimiento correctivo suelen ser elevados. Y muchas de esas averías alcanzan esa dimensión por no haber sido atendidas en la fase inicial. Por ejemplo, aquel error que hubiese podido solucionarse con la sustitución de una pieza sencilla, adquiere un mayor nivel de alcance con el paso del tiempo. De hecho, puede que sea muy difícil reparar el fallo.
Como hemos comentado, el mantenimiento preventivo es el más importante porque refuerza el sentido de la planificación. Un sistema de gestión de flotas es esencial para integrar el enfoque preventivo de forma práctica.
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