Hablar con un experto
El reemplazo de flota es algo a lo que tarde o temprano deben enfrentarse todas las empresas con flota propia, sea la que sea. Y aunque en principio pueda parecer una tarea sencilla, lo cierto es que depende de muchos factores.
No solo se trata de sacar de servicio un vehículo y poner otro en su lugar. Lo realmente importante es saber cuándo y por qué, sobre todo en función de características como el tamaño, el kilometraje, la antigüedad y la composición.
¿Qué tal si hacemos un repaso por algunos de los elementos que debes tener en cuenta a la hora de implementar un plan de reemplazo de flota en tu empresa? De eso vamos a hablarte en el siguiente post.
Todo comienza con la elaboración de un plan de reemplazo de flota. En este documento incluimos tanto la información de la flota actual como las expectativas y el horizonte temporal de los vehículos que conformarán la flota nueva.
En ese sentido, los software de gestión de flotas tienen un rol importante al suministrar información valiosa sobre cada vehículo: su ciclo de vida, los kilómetros recorridos, los fallos mecánicos, los costes asociados al mantenimiento, entre otros aspectos. Con esa información en la mano, lo siguiente es centrarse en acciones como:
Si bien el reemplazo de flota es una decisión de la gerencia, es importante que participen todos los actores a los que afectará dicho cambio, como por ejemplo los conductores de vehículos y los equipos ejecutivos y de finanzas. Sus distintas perspectivas enriquecerán el plan.
La empresa debe tener claro si el cambio es de unas pocas unidades, de la mitad de la flota o de todos los vehículos. No es lo mismo cambiar 4 unidades que 40. Por regla general, el tiempo de uso de un vehículo es el que determina si debe ser reemplazado o no: los vehículos livianos suelen cambiarse pasados 4 años, mientras que los de carga tienden a reemplazarse a los 8 o 10 años. Estos plazos pueden variar según los costes operativos de cada vehículo.
El paso que vamos a dar es importante y debe estar respaldado con fondos. Si se trata de un cambio de flota mínimo o parcial, es probable que la propia empresa asuma los costes. Pero cuando el reemplazo es a gran escala, las fuentes para la financiación deben estar aseguradas desde el principio. También en este aspecto debes tener en cuenta los activos generados por la venta de los vehículos de la flota antigua, en caso de que dicha operación proceda.
Existen muchos destinos para las flotas salientes: venta privada, intercambio con concesionarios, subastas, entre otros. La opción que elijas dependerá de dos factores: la urgencia con la que requieras los activos derivados de esto y, claro, el estado de la flota saliente.
Así como es importante saber el destino de la flota antigua, también lo es saber el proveedor al que comprarás los vehículos de la flota nueva. Caben distintos factores de análisis antes de hacer esta elección: costes, facilidades de pago, disponibilidad de los vehículos, entre otros.
El reemplazo de flota, tanto si es parcial como total, es un paso que debemos dar con la mayor planificación posible. Cuantas menos cosas se dejen al azar, mayores serán las probabilidades de éxito. Recuerda: con esto estás definiendo el futuro de tu empresa.
Gestiona las revisiones de tu flota
Recibe alertas y notificaciones
Analiza los estilos de conducción